La importancia del ejercicio físico para un desempleado

Todos aquellos que hemos pasado por un período de desempleo sabemos el cambio radical que se produce en nuestra vida cuando se pasa de la rutina de ir al trabajo a una hora fija todos los días a tener que programarse el día en un nuevo período de desempleo.

El ejercicio físico es fundamental para cualquier persona, trabaje o no, pero si analizamos las circunstancias que rodean un período de desempleo, lo es todavía más.

Cuando estamos desempleados nuestra mente deja de tener el recurso de evasión mental que suponía un trabajo con unas actividades y un grupo de personas con el que socializarnos. ¿Significa eso que no podemos tener otro grupo de socialización u otras actividades? Definitivamente no. El desempleo es una oportunidad, sobretodo, para emprender un proyecto de vida más inteligente y feliz si sabemos aprovecharlo, claro.

Uno de nuestros principales recursos para que nuestra mente permanezca activa y nuestro cuerpo se active es el ejercicio físico. Normalmente un desempleado invierte muchas horas delante del ordenador buscando trabajo. Casi como en un horario de oficina. Sin embargo, esta actividad se suele realizar bajo el estrés que supone el paso del tiempo y la progresiva reducción de la prestación y los ahorros. Esta situación suele conducir a generar cierta ansiedad que el cuerpo y la mente pueden llegar a  expresar de diversas formas no muy positivas.

Por este motivo, es fundamental iniciar el período de desempleo desde un primer momento realizando una actividad física de acuerdo a nuestra edad y posibilidades. Si has pasado lo cuarenta y has sido más bien de los que practica, tumboning, es fundamental que antes hables con tu médico y te diga exactamente como debes de empezar una actividad física continua.

¿Has oído hablar de los aceites esenciales? Actualmente están muy de moda como complemento de la medicina tradicional, y son totalmente compatibles con la actividad deportiva. Por ejemplo, el aceite de Melisa es un antidepresivo natural que ayuda a descansar mejor y reduce la ansiedad, muy habitual en épocas en que nos encontramos desempleados.

Si lo complementamos con el deporte lo normal es empezar con largos paseos de una hora a un ritmo rápido. Poco a poco y con el paso del tiempo es probable que tu cuerpo te pida dar alguna carrera o aumentar a una actividad más intensa. Lo más importante es que la actividad física, a priori, no dependa de la asistencia de una segunda persona. Debe de ser una actividad tuya con tu propia disciplina.

Otra actividad que es francamente buena, cuyos efectos son notorios desde el primer día, es la natación. He escrito un post sobre los beneficios de la natación en su reducción del estrés del cuerpo y os puedo asegurar un año después que lo reafirmo.

Por supuesto, si deseas algún deporte en equipo, es importante elegir uno que no requiera de la participación de muchas personas, porque como es ya sabido, las cancelaciones de última hora están a la orden del día. Por ejemplo, creo que el tenis o pádel son muy buenas opciones y no excesivamente caras.

Por último es importante señalar que el deporte nos aportará un punto interior de competitividad que será extraordinariamente útil, aparte de aportarnos una gran sensación de bienestar. También quiero aprovechar para recordar la importancia del calentamiento y el estiramiento. Suele pasar cuando estamos empezando que nos cargamos una sesión de deporte por no haber calentado correctamente.

¡Ánimo!